Ya es noticia sabida que la inflación actual es la más alta en lo corrido del siglo. Este hecho impacta la capacidad adquisitiva de las personas, así como la de repago de créditos y compromisos financieros.
Aunque cada vez es más frecuente que la financiación que obtiene un comprador en los puntos de venta del comercio sea ofrecida por una entidad independiente al comercio mismo, es todavía común en muchos sectores que las mismas marcas sean las que deciden fiarles a sus clientes para comprar, financiándolos con su propia caja. Esto por lo general lo hacen los comercios con la intención de dinamizar las ventas y recibir un interés adicional al precio. Para algunos es de hecho un negocio más rentable que la venta misma de los productos o servicios que ofrecen.
Sin embargo la realidad del 2023 es diferente, va a ser un año muy difícil en el que financiar directamente traerá riesgos adicionales, empezando por el incremento en la probabilidad de no pago de los clientes, seguido por el apretón en los flujos de caja de los empresarios entendiendo que sus necesidades serán mayores por factores como el aumento de materia primas, incremento de salarios superiores al 16%, alza significativa del dólar y demás factores inherentes a la realidad nacional y global que estamos viviendo.
En el sector financiero y Fintech se ha incrementado la cautela a la hora de entregar financiación, pues la exposición al riesgo en un ambiente económico de baja liquidez se ha aumentado considerablemente alcanzando desviaciones hasta de 20%. Por ejemplo Ignacio Revollo, Vicepresidente Ejecutivo de la Fintech Referencia, dice: “… en nuestro caso, al analizar la gestión de recuperación de los planes de pago a plazos que hemos originado en algunos sectores y periodos en los últimos meses, el riesgo proyectado ha tenido un detrimento hasta del 18%. Esto significa que la recuperación de dicha cartera se ha dificultado de manera relevante y en ocasiones se requiere de un esfuerzo casi del doble en comunicaciones, llamadas, gestión, estrategias y sofisticación en la operación para recuperar lo financiado.”
Los bancos a su vez han cerrado la llave al crédito de consumo. Según el Banco de la República, un 57,1 % de los bancos aumentaron sus exigencias para el otorgamiento de créditos de consumo durante el 2022, con lo cual, según el reporte, se podrían disminuir los desembolsos para consumo y vivienda para el 2023.
Esto significa para el comercio, que cada vez se requieren aliados con mayor nivel de sofisticación y especialización en recuperación de cartera para apalancar las ventas financiadas, pues hacerlo a costa de la caja de un negocio, significa asumir un riesgo muy difícil de dimensionar en un año donde la inflación y las tasas altas le juegan en contra al bolsillo de los compradores.