El 2023 parece llegar con enormes retos para el comercio gracias a la coyuntura económica que ya hace varios meses viene apretando los bolsillos de los compradores, y desde septiembre ha impactado el ritmo de las ventas en los diferentes sectores comerciales.
Estos retos tienen también consecuencias para el crédito de consumo, el cual apalanca las ventas comerciales. La superintendencia financiera ha tomado medidas de control que desincentivan el endeudamiento de los hogares colombianos y buscan frenar el incremento acelerado en la inflación. En este sentido, en el marco de la 56.ª Convención Bancaria, las autoridades de control y el gobierno hicieron recomendaciones a la banca y al sector financiero para controlar muy de cerca la originación de crédito y a tomar medidas para evitar el deterioro de las carteras.
Es entonces una realidad que el apretón al crédito se seguirá dando en varios sentidos. Adicional al impacto de las iniciativas de control ya mencionadas, hay sin duda un menor apetito por parte de los compradores por financiar sus compras, consecuencia del alza record en las tasas de interés. Por otro lado, estas tasas de interés altas también limitan el fondeo disponible para compañías que ofrecen financiación, limitando su capacidad de ofrecer crédito digital a más colombianos.
No obstante, el crédito es un elemento intrínseco a la actividad comercial, y la financiación no va a desaparecer. Lo que tendrá que suceder es que compañías que ofrecen crédito a los compradores, como por ejemplo las Fintech, estarán obligadas a flexibilizarse y generar opciones creativas para seguir sirviendo tanto a comercios como a clientes compradores.
Una de las herramientas poderosas que tienen las Fintech es la capacidad de manejar de manera sofisticada el proceso de originación de crédito a través de plataformas y maquinarias 100% digitales, que resultan de alta conveniencia para el cliente al momento de realizar una compra y que cada vez tiene más fuerza entre los comerciantes del país.
Apoyándose en estas capacidades ya construidas, será necesario que estas Fintech empiecen a involucrar de manera más activa al comercio en la cadena de financiación. Por ejemplo, es posible que el comercio mismo empiece a participar en el fondeo de estas carteras, recibiendo el recaudo de manera escalonada según los planes de pago se vayan ejecutando. De este modo, podrían mantener su blindaje al riesgo de no pago por parte de los clientes y al mismo tiempo obtener una rentabilidad como contraprestación al fondeo de la operación. Esquemas diversos e innovadores como estos pueden beneficiar a compradores y comercios.
Pagar a plazos será más relevante que nunca en 2023, y entre más plazo se pueda dar a los clientes para que los desembolsos mensuales sean lo más manejables posible, ofrecer financiación en el comercio será una herramienta aún más poderosa para contener la caída en ventas. Hoy día el promedio de plazo que se maneja en los créditos en punto de venta es de 20 meses. El próximo año podremos estar viendo que esto suba a 24 o aun a 36 meses, respondiendo al ajuste del recurso disponible en la billetera de los compradores, que necesitarán ir pagando sus compras poco a poco.
En conclusión, la creatividad, la flexibilidad y las plataformas robustas y confiables, serán las características más relevantes para el comercio y sus Fintech aliadas a la hora de permitir a los clientes financiar al momento de comprar.