- mayo 9, 2025
- 12
- 12 minutes read
¿Puede Bolivia convertir su litio en desarrollo real?
En 2025, Bolivia se encuentra en una encrucijada decisiva: posee una de las mayores reservas de litio del mundo, pero…

En 2025, Bolivia se encuentra en una encrucijada decisiva: posee una de las mayores reservas de litio del mundo, pero aún lucha por convertir ese recurso estratégico en desarrollo sostenible y bienestar para su población. Mientras la demanda global de litio sigue creciendo por el auge de los autos eléctricos y la transición energética, surgen preguntas importantes: ¿Bolivia está aprovechando bien esta oportunidad? ¿Quién está ganando realmente?
Reservas y potencial
Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, Bolivia posee más de 21 millones de toneladas de litio, principalmente en el Salar de Uyuni. Esto lo ubica por encima de países como Chile y Argentina en volumen de recursos, pero aún por debajo en producción y exportaciones.
País | Reservas estimadas (millones de toneladas) | Producción 2024 (toneladas) |
Bolivia | 21 | 1,200 |
Chile | 9 | 44,000 |
Argentina | 20 | 34,000 |
Como se observa en la tabla, Bolivia tiene el potencial, pero está lejos de competir en términos de producción con sus vecinos.
Alianzas internacionales
En los últimos dos años, el gobierno boliviano ha firmado acuerdos con empresas estatales y privadas de China (CATL BRUNP), Rusia (Uranium One Group) y otros países para desarrollar proyectos de extracción directa de litio (EDL), una tecnología más eficiente y ecológica que la evaporación tradicional.
Estos contratos implican una inversión conjunta de más de 2.800 millones de dólares y contemplan la construcción de plantas industriales en Potosí y Oruro.

La visión estatal
Bolivia ha optado por un modelo en el que el Estado, a través de la empresa Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), mantiene el control de la cadena productiva. Esto significa que las empresas extranjeras no pueden explotar el litio por su cuenta: deben asociarse con el Estado y ajustarse a condiciones locales.
Este modelo busca asegurar que los beneficios queden en el país, pero también ha generado retrasos por la burocracia, la falta de experiencia técnica y los vaivenes políticos.
Desafíos pendientes
- Infraestructura insuficiente: muchas zonas líticas carecen de acceso vticas carecen de acceso vial, agua y electricidad confiable.
- Resistencia social: algunas comunidades temen daños ambientales y reclaman mayor participación.
- Falta de industrialización: hasta ahora, Bolivia exporta carbonato de litio, pero no fabrica baterías ni autos eléctricos.
- Precios volátiles: el precio del litio ha bajado en 2024, lo que genera incertidumbre sobre la rentabilidad a corto plazo.

Impacto económico
Aunque el sector aún está en desarrollo, el litio ya ha comenzado a influir en la economía boliviana:
- En 2024, el sector representó el 1.3% del PIB nacional, según cifras del Ministerio de Economía.
- Las exportaciones de litio generaron cerca de 160 millones de dólares en ingresos.
- Se estima que más de 2,000 empleos directos fueron creados en las regiones de Potosí y Oruro.
- El gobierno espera que el sector represente hasta un 5% del PIB en 2030 si se cumplen las metas de producción e industrialización.
Indicador económico | Valor estimado (2024) |
Aporte al PIB nacional | 1.3% |
Ingresos por exportaciones | USD 160 millones |
Empleos directos generados | 2,000+ |
Meta de aporte al PIB 2030 | 5% |
Perspectivas a futuro
El gobierno apuesta a que las nuevas plantas entren en operación a partir de 2026, con una meta de producir 25.000 toneladas anuales de litio. Además, hay planes para una planta piloto de baterías en La Palca, con apoyo de socios internacionales.
Meta del gobierno boliviano | Plazo estimado | Estado actual |
Producción de 25 mil t/año | 2026 | En fase de construcción |
Planta de baterías piloto | 2025-2026 | Etapa de pruebas iniciales |
Generación de 10 mil empleos | 2027 | Aún sin datos concluyentes |
Conclusión

Bolivia tiene el litio, tiene la demanda global y tiene socios dispuestos a invertir. Lo que necesita ahora es acelerar la ejecución, garantizar transparencia, proteger los derechos de las comunidades locales y avanzar hacia la industrialización real. El litio puede ser una fuente de desarrollo si se gestiona con visión de largo plazo y equilibrio.
Para los países de América Latina, Bolivia representa un caso testigo: un ejemplo de cómo convertir una riqueza natural en un motor económico inclusivo o de cómo perder una oportunidad histórica por falta de estrategia.