- febrero 28, 2025
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Trump y la ‘Teoría del Loco’ en la economía: un caos permanente que sacude al mundo
Uno de los principios estratégicos más recordados del expresidente estadounidense Richard Nixon fue la llamada «Teoría del Loco». Su idea…

Uno de los principios estratégicos más recordados del expresidente estadounidense Richard Nixon fue la llamada «Teoría del Loco». Su idea era simple: si actuaba de forma impredecible, sus rivales—especialmente los países comunistas—no sabrían qué esperar y temerían tomar decisiones que pudieran desencadenar una reacción extrema, incluso un ataque nuclear. Ahora, Donald Trump parece haber revivido esta estrategia, pero en el ámbito económico. Wall Street lleva semanas en vilo, sin saber a qué atenerse, mientras el presidente multiplica las amenazas arancelarias, cambiando plazos y condiciones sin previo aviso y generando un clima de incertidumbre global.
El principal temor de los mercados son, precisamente, los aranceles. Y el desconcierto no ha hecho más que aumentar. A comienzos de mes, Trump amenazó con imponer un 25% de aranceles a México y Canadá, una medida que afectaría gravemente a las economías de los tres países y golpearía con especial dureza la industria automotriz en Estados Unidos, además de disparar el precio de la gasolina para los consumidores. Aquellas tarifas debían entrar en vigor el 4 de febrero, pero, en el último momento, el presidente decidió aplazarlas un mes con una justificación improvisada.
Sin embargo, el nuevo plazo—de solo 28 días—está a punto de expirar, y Trump insiste en que esta vez sí será definitivo. Al menos, eso aseguró el martes ante los medios, afirmando que todo seguía según lo previsto. Pero, apenas un día después, en una reunión con su Gabinete, contradijo su propio anuncio y afirmó que los aranceles empezarían a aplicarse en abril.
¿Debemos entonces quedarnos con esa nueva fecha? Lo cierto es que la orden firmada a principios de mes sigue vigente, con la única modificación de retrasar la entrada en vigor del 4 de febrero al 4 de marzo. Es decir, si Trump no hace nada, la «bomba» económica estallará automáticamente en esa fecha. Para evitarlo, debería emitir otra orden oficial aplazando la medida o eliminándola por completo. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, ha insinuado que si México y Canadá siguen colaborando en materia de control fronterizo, podría haber otra prórroga de última hora.
Pero la incertidumbre es lo que más preocupa a los mercados. Si Trump decide mantener su postura y cumple su amenaza, las economías de los tres países recibirían un golpe devastador. Empresas en crisis, despidos masivos y una desestabilización generalizada serían las consecuencias inmediatas.
Un aluvión de amenazas arancelarias
Y si el caos con México y Canadá fuera poco, Trump sigue encendiendo más mechas cada semana. Hace quince días, amenazó con imponer aranceles a prácticamente todo el planeta, argumentando erróneamente que el IVA funciona como un arancel. La semana pasada, dirigió sus amenazas a los sectores automotriz, farmacéutico y de semiconductores. Y hoy ha puesto en la mira a la Unión Europea. A todos ellos les promete el mismo castigo: un 25% de aranceles, cifra que parece haberse convertido en su número favorito.
Hasta ahora, los inversores han confiado en que Trump solo lanza amenazas sin llegar a ejecutarlas. Pero esa confianza podría ser peligrosa. Cuando anunció tarifas del 10% contra China, muchos creyeron que era un farol… hasta que la medida se implementó y Pekín respondió con repres
El problema de fondo es que Trump parece convencido de que los aranceles son positivos para la economía. Desde hace años insiste en que estos impuestos traerán «prosperidad y riqueza», asegurando que le permitirán reducir otros tributos. Lo que ignora, o finge ignorar, es que las tarifas no las pagan los países extranjeros, sino los consumidores y empresas estadounidenses. Un razonamiento que haría llevarse las manos a la cabeza a cualquier economista y que genera pánico en Wall Street.
Los medios financieros, incluso aquellos que lo apoyaron en su campaña, llevan semanas pidiéndole que abandone sus planes arancelarios. El Wall Street Journal, que respaldó abiertamente su candidatura, ha advertido del peligro que suponen estas medidas para la economía global. Mientras tanto, la confianza del consumidor se ha desplomado este mes, con un aumento del temor a una recesión e inflación descontrolada. Incluso los grandes empresarios y banqueros que inicialmente vieron en Trump una oportunidad para la economía ahora empiezan a expresar su preocupación. ¿Y si no es solo una estrategia? ¿Y si Trump realmente cree en lo que está haciendo?
Un segundo mandato lleno de incertidumbre
Trump logró su reelección recordando a los estadounidenses los años de bonanza entre 2017 y 2020, antes de que la pandemia trastocara todo. Sin embargo, aquel crecimiento económico no fue mérito exclusivo suyo: venía de siete años consecutivos de recuperación tras la crisis financiera. Su única estrategia fue mantener el acelerador pisado y rodearse de asesores con una visión ortodoxa de la economía, algunos de los cuales incluso ocultaban o bloqueaban órdenes con las que no estaban de acuerdo, como hizo Gary Cohn en 2018.
Pero esta vez, la situación es distinta. La inflación sigue acechando, la economía muestra signos de fragilidad y Trump se ha deshecho de cualquiera que pudiera contradecirlo. Este miércoles, declaró que su Gabinete deberá obedecer todas sus órdenes sin cuestionarlas. En Wall Street, el miedo crece.